miércoles, 1 de febrero de 2012

Vivir en la naturaleza disminuye el riesgo de padecer cáncer.

Hoy os dejo con una noticia publicada en el diario el Día que me ha parecido muy interesante. Gracias Virginia. 
Yo hace tiempo que aplique la máxima de vivir en la naturaleza para evitar la recidiva del tumor. Tras terminar la quimioterapia nos fuimos a vivir a un pueblecito, y después de varios meses mirando casas por fin hemos encontrado una casa con huerta y espacio para que el peque juegue a sus anchas. Vivir en la naturaleza, es salud. Cuando me voy unos días de mi pequeño refugio estoy deseando volver y volver a sentir el río, las montañas, los pájaros, los olivos, el sol dándome en la cara.... 
Bueno que me enrollo y nos os dejo con la noticia.


            La posibilidad de sufrir un cáncer se reduce entre un 30 y un 40% para una persona que viva en plena naturaleza en lugar de en una ciudad con polución, porque conseguiría protección frente a muchos factores negativos.

Y es que más del 80% de los tumores oncológicos están relacionados con los estilos de vida y hábitos personales, y muchos de estos factores son fáciles de prevenir y corregir, ha afirmado hoy Antonio Brugarolas, director de la Plataforma de Oncología del Hospital USP San Jaime y responsable de la Consulta de Segunda Opinión de Oncología en el Hospital San Camilo (Madrid).
El doctor ha recordado, ante la celebración el sábado del Día Mundial contra el Cáncer, que esta enfermedad se origina por una alteración en el sistema de regeneración de las células y en sus mecanismos de control.

Se estima que aproximadamente el 5% de los tumores tiene un origen genético y que la exposición a agentes tóxicos durante el trabajo puede estar detrás de un 10% de los casos. El resto, entre el 80 y el 90% están relacionados con los hábitos personales.

Brugarolas se ha referido a conductas comunes como la exposición al sol, la dieta, el consumo de tabaco y alcohol y el padecimiento de enfermedades.

Uno de los problemas más frecuentes es la exposición excesiva a la radiación solar, ya que uno de cada tres nuevos tumores que se diagnostican son de cáncer de piel.

El factor responsable de la enfermedad oncológica más conocido es el hollín, la ceniza producida por los restos de material orgánico, los productos de combustión del carbón, petróleo, gasóleo y tabaco, así como las sustancias tóxicas de algunos alimentos.

El doctor ha señalado que el humo producido por la combustión de material orgánico es cancerígeno, aunque la contaminación más importante se produce por el hábito de fumar, por la utilización del carbón en la cocción de alimentos y en la calefacción.

En las ciudades se une la concentración de partículas y agentes tóxicos de origen industrial, que aumentan los efectos de los carcinógenos.

Brugarolas ha relatado que estas partículas siguen un ciclo muy largo y persistente porque pasan al suelo, contaminando las aguas, a las plantas y a los animales. Se estima que cuando la concentración de este tipo de partículas en el aire aumenta un 1% el riesgo de cáncer de pulmón se incrementa un 14%.

En cuanto a la comida, ha advertido de que la carne requemada hecha a la parrilla, sobre la brasa, las patatas fritas muy doradas, o las tostadas muy hechas y, en general, los alimentos carbonizados contienen productos cancerígenos conocidos como hidrocarburos aromáticos policíclicos.

El oncólogo ha indicado que es importante mejorar las condiciones de cocción de los alimentos para conservar las propiedades nutritivas y eliminar la aparición de tóxicos.

También se ha referido a la cocción y posterior enfriamiento lento de comidas que mezclan vegetales y carnes porque genera la aparición de nitrosaminas que son carcinógenas.

Sobre el consumo de alcohol, ha precisado que produce cáncer hepático, sobre todo cuando hay hepatitis y cirrosis, y representa un agente de primer orden en el tumor orofaríngeo y esofágico.