viernes, 2 de agosto de 2013

ODILE FERNÁNDEZ En primera persona

Hoy os dejo con la entrevista-testimonio que han publicado en Vida Sana sobre mi experiencia con el cáncer. Espero que os guste

Odile Fernández, muy conocida por su labor de difusión en torno a la alimentación anticáncer, estará en BioCultura Bilbao aportando su experiencia y su conocimiento. También acaba de publicar un nuevo libro con Urano, Mis recetas anticáncer. Su testimonio, que nos cuenta aquí en primera persona, es de un gran valor humano, científico, médico, psicológico y personal.

Me llamo Odile Fernández, soy médico de familia y superviviente de cáncer. Hace 3 años sufrí cáncer de ovario con metástasis. Hoy, vivo libre de enfermedad y espero a mi segundo hijo.  Quiero contaros cómo fue mi proceso. El cáncer es una enfermedad que se asocia a dolor y sufrimiento. Es una enfermedad que despierta polémica y miedo.  Yo sufrí muchísimo miedo al inicio de mi enfermedad. Temí a la muerte. Pero cuando acepté mi enfermedad y acepté que la muerte es algo inevitable, que tarde o temprano nos llega a todos, cambió mi manera de afrontar el cáncer. Me olvidé del miedo y de todas las emociones negativas que éste conlleva: desesperanza, depresión, angustia, ansiedad, pánico, etc.
Cuando sentimos miedo se liberan adrenalina y cortisol, dos sustancias negativas para el origen y evolución del cáncer, pues deprimen al sistema inmune (nuestra principal defensa frente al cáncer), producen inflamación (en el terreno inflamado crecen las células cancerígenas), y hacen que las células tumorales sean resistentes al tratamiento convencional y se vuelvan inmortales. Por eso, decidí vivir el día a día e intentar aprovechar cada minuto de esta maravillosa vida sin pensar en el futuro y en la muerte.

REBUSCANDO
Ese cambio de actitud me condujo a confiar en el tratamiento médico convencional que me proponían con cirugía y quimioterapia, y también a investigar si había algo más que yo pudiera hacer para activar los mecanismos de sanación de mi cuerpo.  En internet hay mucha información disponible sobre terapias naturales y cáncer, y muchas veces esa información puede hacer más daño que bien. Por eso, yo decidí revisar la información científica basándome en los estudios publicados en pub med (http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed), la  mayor base de datos de artículos de investigación biomédica, ofrecido por la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. Quería huir de la charlatanería, y así fue cómo descubrí que hay mucha información publicada a nivel científico sobre el papel de la alimentación, las emociones y el ejercicio físico en el desarrollo y evolución del cáncer. No podía creer que no me hubieran contado nada de esto durante mi formación académica ni hospitalaria. Me habían formado en diagnóstico y en tratamiento médico, pero poco o nada había oído acerca de prevención, de alimentación y del papel de las emociones en las enfermedades. 

LOS CAMBIOS
Conforme iba investigando, iba realizando cambios en mi alimentación, en mi estilo de vida y en mi relación conmigo misma y con mi entorno, a la vez que seguía el tratamiento médico propuesto. Adopté una alimentación basada en productos frescos, ecológicos y locales, en la que la fruta y la verdura fueron las protagonistas; aprendí a disipar el miedo y a dar paso a la calma y el bienestar psicológico. El cáncer desapareció de mi vida, y los oncólogos, ya a mitad de la quimio, me catalogaron como libre de enfermedad. Según su opinión, aquello era un milagro, pues partí de una situación que comprometía mi esperanza de vida a corto plazo. Yo sé que no fue un milagro, que mi desenlace positivo fue una combinación de todo lo que apliqué para mi sanación —incluido el tratamiento médico—.

RECETAS
Alentada por los resultados tan buenos en la evolución de mi enfermedad, y sustentada por la información científica que había recopilado, decidí escribir un blog y posteriormente un libro llamado Mis Recetas Anticáncer: alimentación y vida anticáncer (Ed. Urano, 2013). El libro recoge mi experiencia personal con el cáncer, junto con toda la información que recopilé durante ese tiempo acerca de alimentación y vida anticáncer. Creo que no hay nada más bonito y generoso que compartir con los demás aquello que te ha ayudado y te ha brindado una inmensa felicidad. A mí el cáncer me ha cambiado la vida y me ha ayudado a ser feliz. Suena extraño, pero es cierto. Ahora soy más feliz y aprecio más cada instante de esta vida. 

PARA OTROS
Dicen que lo que no se da se pierde, y eso es lo que yo quiero evitar. Si a mí me sirvió, esta información puede servir a otras personas, o al menos mostrarles alternativas, esperanza y mejorar su calidad de vida. Mi objetivo es ayudar y apoyar a aquellas personas afectadas con cáncer y a todas las que deseen prevenirlo. Son muchos los pacientes con cáncer que recurren a las terapias naturales. Los estudios han revelado que, en general, los pacientes con cáncer que recurren a la medicina complementaria y alternativa no creen que ésta curará su enfermedad, pero sí buscan estimular el sistema inmunitario, aliviar el dolor, o controlar los efectos secundarios que sufren a causa de la enfermedad o del tratamiento. Los pacientes oncológicos no suelen decirle a su médico que están recurriendo a otros tratamientos alternativos. Consideran que el oncólogo no es la persona adecuada para hablar de estos temas o tienen miedo a su respuesta. Muchas veces es algo más simple todavía: como los oncólogos no les preguntan, ellos no les cuentan. 

COMUNICACIÓN
La falta de comunicación entre oncólogos y pacientes es un grave problema. Si los oncólogos hablaran más con sus pacientes sobre el uso de estas terapias, podrían evitarse efectos secundarios indeseados derivados de algunos tratamientos, y se podrían potenciar los efectos beneficiosos de algunas técnicas. También hay que tener en cuenta que las terapias naturales no son la panacea, y que existe mucho intrusismo y desconocimiento en este campo. Hay muchas personas que se aprovechan del miedo y la vulnerabilidad de los pacientes con cáncer y les ofrecen curas tan milagrosas como costosas. Lo que debería imponerse, según creo, es un modelo de oncología integrativa en el que no se prestase atención únicamente a la enfermedad, sino sobre todo al enfermo. Así, el cáncer debería abordarse de manera holística, dando importancia a la alimentación, al bienestar psicológico del paciente, a su entorno y su familia, a la práctica de ejercicio físico… Cualquier servicio de oncología público debería contar, además de con los mismos oncólogos,  con nutricionistas y psico-oncólogos. En muchos hospitales privados esto ya es así, y del mismo modo se ofrecen al paciente intervenciones cuerpo-mente individuales y en grupo (psicoterapia, yoga, chikung, meditación…). Dichas intervenciones ayudan al paciente a encontrar apoyo, paz interior, calma y confianza en sí mismo. 

UNA ALTERNATIVA
Creo firmemente que tenemos que cambiar la manera de enfocar la medicina. Muchos pacientes ya no se conforman con la actitud paternalista y protectora del médico y quieren ser parte activa de su proceso, participar junto al equipo médico en todas las decisiones que le atañen.  La comunicación entre oncólogo y afectado, por tanto,  debería ser fluida y basada en la confianza mutua.  Esta es mi propuesta para conseguir frenar esta “epidemia” de cáncer que nos azota y en la que 1 de cada 3 hombres y 1 de cada 4 mujeres se verá involucrado en algún momento de su vida.

Odile Fernández