miércoles, 18 de febrero de 2015

“Debería haber nutricionistas especializados en cáncer en los servicios de oncología”

Hace unos días me hacían una entrevista para la web farmacosalud y quiero compartirla con vosotros

Fuente Farmacosalud

Dicen que los milagros, en Lourdes. Dejando a un lado la concepción religiosa de esta frase popular, la doctora Odile Fernández (ha superado en un tiempo récord un cáncer muy grave) preferiría decir que los milagros también hay que trabajarlos desde el interior de las propias personas: “soy un milagro, sí, pero un milagro muy currado. Detrás de esa sanación hay mucho trabajo personal a través de la alimentación y gestión de las emociones”. A sus 36 años de edad, esta mujer ya puede exclamar alto y claro que es una superviviente. Porque sufrir un cáncer de ovarios con metástasis en vagina, pulmón y huesos, tener sólo un 5% de posibilidades de vivir más de cinco años, superar el tumor en dos meses y quedarse embarazada, es ser una superviviente en toda la extensión de la palabra. Fernández, que reside en Granada, no es de las personas que se queden de brazos cruzados ante la adversidad. Cuando estaba recibiendo quimioterapia, creyó firmemente que ella también podía buscar nuevos aliados contra la enfermedad, de manera que en la batalla la acompañaron nuevas tropas de asalto, uniformadas como dieta específica y gestión emocional: “no seguí ningún tratamiento de suplementación, solo alimentación (diseñado el plan de alimentación por mí), y gestión de las emociones a través de prácticas como la meditación, visualización o el yoga”.

“El aunar la medicina convencional con los tratamientos naturales que han demostrado con base científica que pueden ser de utilidad al enfermo oncológico es lo ideal”, argumenta esta médica de familia, que actualmente no ejerce como tal pero que tiene su plaza en el CS de Pozo Alcón (Jaén). Fruto de su experiencia, ha escrito tres libros con recetas de cocina anticáncer, si bien deja claro que “yo nunca he dicho a nadie que deje la quimio y vaya a ver a un nutricionista”. “Sabemos que la alimentación ayuda al enfermo con cáncer, que es vital que esté bien nutrido y pueda tolerar el tratamiento. Debería haber nutricionistas o médicos especializados en alimentación y cáncer en los servicios de oncología. Lo que no le diría a un enfermo con cáncer es ‘come lo que quieras’”, añade. Por otra parte, Odile ha tenido un gran detalle con www.farmacosalud.com, como es el hecho de habernos adelantado un nuevo hallazgo culinario destinado a hacer más apetecible la comida en caso de recibir quimioterapia, dado que con la ‘quimio’ “el sabor de los alimentos cambia”, lo que en algunos casos puede llevar a la “desnutrición” del enfermo. La receta, desvelada en la entrevista que sigue.



-Ya van tres libros con recetas anticáncer… ¿habrá más, teniendo en cuenta las casi infinitas posibilidades que tiene la cocina?
Ahora mismo estoy preparando una guía práctica orientada a enfermos oncológicos en la que se dará una visión integral del tratamiento del cáncer y se hará especial hincapié en la alimentación durante el tratamiento de cáncer para paliar efectos secundarios, y aumentar la tolerancia y la eficacia del tratamiento.

-En 2010 usted sufrió un cáncer de ovarios con metástasis en vagina, pulmón y huesos. Sólo había un 5% de posibilidades de vivir más de cinco años, pero superó el tumor en dos meses y se quedó embarazada de su segundo hijo. Un guionista de Hollywood debería esforzarse mucho para convencer de que esto es posible…

Puede sonar a guión de peli, pero es así de real. Me diagnosticaron un cáncer muy avanzado y me propusieron quimioterapia para intentar frenar la cuenta atrás, pero decidí no quedarme con esa sentencia. Empecé la quimio y complementé con alimentación, estilos de vida y gestión de las emociones. Funcionó, el cáncer desapareció y tras completar la quimio me propusieron ampliar la cirugía y hacer cirugía radical. En ese momento, tras el intenso tratamiento de quimioterapia, decidí posponer la cirugía. Había tenido metástasis en muchos órganos y me proponían extirpar aquellos en los que no la había tenido. Como sentía que no era una decisión vital en ese momento decidí esperar, y esperando llegó al mundo Iker. Sé que a muchos colegas mi historia clínica les sorprende porque no es la evolución habitual, lo habitual en mi caso es que yo no estuviese ya aquí o que hubiese tenido varias recidivas*. Para los escépticos que creen que no es posible un diagnóstico y evolución similar les invito a conocer mi historia clínica y ver todas las pruebas.

-Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), aunque la causa del cáncer de ovario continúa sin conocerse, existen algunos estudios en los que se indica que una dieta rica en grasa y la exposición al talco son factores de riesgo. ¿Este fue su caso?

El cáncer es multifactorial y el de ovario no solo se relaciona con el talco y la dieta rica en grasa, también con el tabaco o la obesidad. Exposición al talco hubo seguro cuando era pequeña a través de los polvos de talco usados en la zona genital. Abuso de la grasa poco, pues nunca me ha gustado la carne, aunque sí los lácteos. Sobrepeso sí, antes del cáncer pesaba 15 kg más que ahora. Tabaco, no fumaba, pero mi padre fumaba 4 paquetes de ducados al día y yo era fumadora pasiva.

-En paralelo a sus cambios dietéticos (usted explica que empezó a ingerir alimentos que frenan las células tumorales), siguió con el tratamiento de la quimioterapia. ¿Para usted, qué porcentaje de su curación debería atribuirse a la quimioterapia? ¿Qué le han comentado los oncólogos?

Nunca sabremos qué papel jugó uno u otro factor. Para demostrar el papel que tuvieron ambos factores deberíamos de ser capaces de reproducir de nuevo la situación y ver qué ocurre solo con quimio y con quimio+alimentación+factor mental. Es muy difícil hacer estudios en los que se demuestre el papel exacto que juega la alimentación en el tratamiento del cáncer. En mi caso, decidí usar todo lo que suma y tomar las riendas de mi salud. Tengo que decir que no seguí ningún tratamiento de suplementación, solo alimentación (diseñado el plan de alimentación por mí), y gestión de las emociones a través de prácticas como la meditación, visualización o el yoga. El aunar la medicina convencional con los tratamientos naturales que han demostrado con base científica que pueden ser de utilidad al enfermo oncológico es lo ideal a mi entender. Este es el futuro en el abordaje del cáncer y es precisamente este abordaje integrativo el que están ofreciendo los hospitales pioneros en tratamiento del cáncer como el MD Anderson Cancer Center o el Memorial Sloan Kettering Cancer Center.
Respecto a la opinión de mis oncólogos, uno de ellos cada vez que voy a revisión me dice que soy un milagro y yo le digo que soy un milagro, sí, pero un milagro muy currado. Detrás de esa sanación hay mucho trabajo personal a través de la alimentación y gestión de las emociones.

-Usted es médica de familia, es decir, tiene una formación científica que combina ahora con una práctica, digamos, naturista-nutricionista para luchar contra el cáncer. ¿Cómo se convive con ese perfil híbrido?

En la actualidad no ejerzo ni como médico de familia en el sistema público de salud ni como médico naturista, no paso consulta médica. Ahora disfruto de mi familia y a través del blog y de los libros intento ayudar a todo aquel que quiere saber más sobre la enfermedad y como abordarla desde un punto de vista integrativo, donde lo importante son los enfermos y no las enfermedades. En un futuro me encantaría poder gestionar una consulta de oncología integrativa dentro del sistema nacional de salud y poner a disposición de todos los enfermos estas terapias que tanto pueden aumentar su calidad de vida.

-¿En su condición de médica de familia, qué le diría ahora mismo a alguien que sufre un tumor maligno, con independencia del estadio de ese tumor?

Que hay que mantener la esperanza; mientras hay esperanza hay vida. El cáncer es una oportunidad para valorar lo que queremos y aprender a disfrutar del día a día. Disfrutar, vivir el presente y aprovechar el momento: esa debe ser la máxima del enfermo. El futuro es incierto.

-¿Casos como el suyo pueden suponer que haya gente que confíe más en un nutricionista que en un oncólogo?

¿Por? Yo nunca he dicho a nadie que deje la quimio y vaya a ver a un nutricionista. Creo que hay que aprovechar los recursos de la medicina alopática al máximo y complementar con todo aquello que nos pueda ayudar y se haya demostrado que sirve. Sabemos que la alimentación ayuda al enfermo con cáncer, que es vital que esté bien nutrido y pueda tolerar el tratamiento. Por eso, debería haber nutricionistas o médicos especializados en alimentación y cáncer en los servicios de oncología. Lo que no le diría a un enfermo con cáncer es ‘come lo que quieras’. Con la evidencia que hay a día de hoy, decirle a un enfermo que puede comer lo que le apetezca es poner obstáculos a su sanación.

-Supongamos que una persona que sigue al pie de la letra sus recetas anticáncer le explica que le acaban de diagnosticar uno. ¿Cómo podría afrontarse esa situación?

‘Mis recetas anticáncer’ no son fórmulas mágicas ni pasos estrictos a seguir. No es una dieta, son estilos de vida saludables: alimentación sana, no alcohol ni tabaco, práctica de ejercicio físico, eliminación de tóxicos ambientales (en la medida de lo que esté a nuestro alcance) y bienestar emocional… ahí está el secreto para una vida feliz. Lo que el lector va a encontrar son pautas para una vida sana y con ello intentar prevenir no solo el cáncer, sino muchas otras enfermedades. Os recuerdo que el cáncer es multifactorial y muchos factores no dependen directamente de nosotros; por eso hablamos de que 1 de cada 3 cánceres se pueden prevenir a través de la alimentación, y no decimos que si comes sano te vas a librar de padecer cáncer. El estilo de vida que yo propongo no te protege de la enfermedad si lo sigues 15 días, es un estilo de vida a seguir durante toda nuestra vida. Lo ideal sería que desde pequeños siguiésemos estas pautas y con esto probablemente disminuiríamos nuestras posibilidades de padecer cáncer, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc.

-¿Somos lo que comemos, o comemos por lo que somos?

Según como comamos nuestro riesgo de enfermar varía. Si abusamos de azúcares y refinados tendremos más riesgo de desarrollar diabetes y obesidad. Si nuestra dieta es pobre en fibra y rica en carnes tendremos más riesgo de cáncer de colon. Pero, ¿por qué comemos de una manera u otra? Por la publicidad de la industria alimentaria que nos hace comprar y comer aquello que a ellos le interesa. Aunque sea a costa de nuestra salud. Si hubiese más información sobre alimentación saludable en colegios, universidad, escuelas de padres, etc, tenderíamos a elegir alimentos más sanos y dejar de lado aquellos que nos perjudican.

-¿Cuál sería un buen menú anticáncer de un día cualquiera (desayuno, comida, cena)?

El menú anticáncer sería variado y colorido para incluir el máximo de fitoquímicos posible. En el desayuno empezaríamos con un licuado de frutas y vegetales, unos copos de avena con semillas y frutos secos y una infusión. A medio día una ensalada multicolor con una vinagreta de aceite de oliva virgen extra, cúrcuma, pimienta y limón. Como plato principal, ahora que hace frío, un plato de legumbres con abundantes vegetales: cebolla, ajo, zanahorias, calabaza, puerro, acelgas… por la noche podemos cenar pescado y verduras al vapor con una salsa de aguacate o cítricos.

-¿Le gustaría adelantarnos algún hallazgo que haya hecho con respecto a alguna receta anticáncer y que todavía no haya hecho pública? Si por parte nuestra es mucho pedir, al menos, denos una pista…

Algo que puede ser de utilidad durante la quimio…. Cuando estamos recibiendo quimioterapia el sabor de los alimentos cambia y lo que es dulce nos puede parecer salado o viceversa. Estos cambios de sabor hacen que el enfermo no quiera comer y pueden llevarle hacía la desnutrición. Pues bien, simplemente jugando con la sal marina, el zumo de limón o el sirope de agave o arce podemos modificar estos sabores y hacer más apetecibles los platos.

*Recidiva: reaparición de una enfermedad algún tiempo después de padecida (Según el RAE)