miércoles, 15 de octubre de 2014

La historia de Melisa... Cáncer de mama, 27 años y una peque de 3 años

Ayer en La Caja, al finalizar el programa pudisteis ver y escuchar el testimonio de Melisa. Quiero contaros su historia (con su permiso) pues lo que pudisteis ver en el programa fue muy escueto y creo que su historia merece ser contada, pues es una historia que arroja mucha esperanza y está cargada de emociones y sentimientos.

Melisa es amiga mía desde hace 3 años, primero fue paciente de mi cupo de médico de familia y después nos convertimos en amigas al residir en el mismo pueblo y compartir nuestros peques pupitre.

Con Paula, el motor de su vida. Antes del cáncer

Tras finalizar la quimio

En Febrero de 2014 le diagnosticaron cáncer de mama, un tumor de 3,5 cm. Cuando le dieron el diagnóstico me llamó llorando desde el hospital. Cuando te dicen que tienes cáncer todo se derrumba, el miedo y el pánico te invaden. Si tienes hijos no puedes dejar de pensar en ellos, ¿qué pasará si yo no estoy? Entre sollozos me comunicó la noticia y sin pensarlo cogí a Iker, lo monté en la mochila y me fui a la puerta de su casa a esperar. Sabía que necesitaba un abrazo y que alguien le dijera "va a salir bien". Tras unos minutos de tensa espera bajó del coche y nos fundimos en un abrazo. Sin palabras le dije "aquí estoy, te acompañaré, vas a superarlo". Su abrazo decía "necesito que me digan que todo va a salir bien". Y así empezó una nueva vida para Melisa. Tenía 27 años y era madre de una niña de 3 años.
Antes de que el diagnosticasen la enfermedad solíamos compartir almuerzos y cenas. Nos reuníamos las dos familias para compartir tertulia junto a la chimenea. En estas comidas solía haber 2 comidas diferentes, la mía y la de ellos. Yo intento seguir mi alimentación ya coma fuera o dentro de casa aunque supongo un extra de trabajo en ocasiones cocinar 2 comidas diferentes. Recuerdo que un día estaba preparando una kimpira de tempeh en casa y Melisa miró con cara rara mi plato y me dijo "si algún día tengo algo tan grave como tú imagino que me comería eso, pero sino no lo haría ni loca". Antes del cáncer Melisa era amante de los embutidos y los lácteos. La verdura y la fruta brillaban por su ausencia en su dieta. 
Ella sabía de mi historia con la enfermedad, sabía como comíamos en casa, pero no le apetecía cambiar su forma de alimentarse. En aquella época (previa al diagnostico) tenía múltiples quejas de salud... cefalea, lumbalgia, cansancio, mareos, molestias digestivas, estreñimiento... síntomas en principio banales, pero que le limitaban el día a día.  Yo le recomendé en más de una ocasión que probase a cambiar su alimentación y la manera de enfocar la vida. 
Antes del diagnóstico Melisa no se sentía bien emocionalmente. Sufría ansiedad crónica, muchos miedos y tendencia a sobre dimensionar las vicisitudes del día a día.
Bien, esto era antes de la enfermedad. Al diagnosticarle la enfermedad y tras asumir la frase "tienes cáncer" comenzó una nueva vida para ella. Me pidió que le orientase, que le ayudase a cambiar tanto la forma de alimentarse como de enfocar la enfermedad y por ende la vida.
Ahí estuvimos día a día cocinando, trabajando y sembrando semillas para generar salud y esperanza. Compartimos muchas horas juntas charlando, riendo, llorando y como no cocinando. Para ella fue un descubrimiento de nuevos sabores y texturas. En su vida apareció el brocoli, la cúrcuma, los licuados, las setas.... Mi primer regalo fue una licuadora... ahora hace tantos zumos que ha roto el motor y ya tiene una extractora de zumos ;-)
Conforme cambiaban sus platos los síntomas previos desaparecían, quedaban atrás los dolores de cabeza, el estreñimiento... y el tono y la expresión de su cara cambiaban. Su rostro se tornó más relajado, su tez empezó a brillar y la sonrisa no se borraba de su cara. Era una nueva Melisa. Había dejado atrás su vasos de colac..o con donet....s y había dado paso a un sinfonía de verduras y frutas.
Mientras acontecían todos estos cambios en su mesa y en su mente ella continuaban con las pruebas diagnósticas para conocer la extensión del tumor y el tipo. Ya sabéis, mamografía, RNM, Biopsia, ganglio centinela, eco, gammagrafía... Vivió todas las pruebas bastante relajada, sin ansiedad porque yo le fui explicando paso a paso todo el proceso, resolviendo sus dudas y le enseñé a meditar y relajarse, además de empezar con las sesiones de yoga. Le enseñé a hacer visualización y hablar con su tumor, a despedirse de él.
Desde el hospital le propusieron quimioterapia previa a la cirugía para intentar reducir el tumor y después intervenir y dar radioterapia.
Previo a comenzar la quimioterapia le realizaron un mamografía y le colocaron unos "harpones" para señalar la zona del tumor, para así asegurarse de que extirparían toda la zona en la que había estado el tumor en el hipotético caso de que se redujese tras la quimio. Pues bien, esa mamografía apreciaron que el tumor se había reducido 0,5 cm en apenas unas semanas. No podíamos creerlo. ¡Que alegría nos dieron! Como lo celebramos con un rico té verde. 
En esa celebración estábamos cuando me llaman de Cuatro para proponerme grabar una entrevista para La Caja. Melisa me acompañó y su impactante historia fue grabada. Por eso pudisteis verla con una preciosa melena rubia.
Poco después de la grabación Melisa comenzó su tratamiento de quimioterapia que finalizó hace escasas semanas. Tras la quimio han vuelto a someterla a pruebas para valorar el tumor... y este ha desaparecido por completo. Yupiiii, Un nuevo motivo para celebrar. La oncóloga la felicito y la admiró por la actitud y por los pocos efectos secundarios que había sufrido. 
Ahora está esperando la cirugía, para quitar la zona donde estuvo el tumor y así asegurarse que no hay restos del tumor que las pruebas de imagen no puedan detectar. Es una mujer, madre, amiga, hija, compañera nueva. Irradia felicidad y positividad. Ahora asesora a otras mujeres con cáncer y es un ejemplo a seguir.
Quería presentárosla. Es una de mis mejores amigas y la vida me ha permitido que la acompañe en tu su proceso. 
Sentir que ayudas a los demás es muy gratificante y con Melisa he vivido un precioso final feliz.
Mientras estaba acompañándola pensaba en esa casa de salud que algún día me gustaría gestionar.
Gracias a todos por leernos 

En la presentación del libro
¡Te quiero amiga!