lunes, 20 de noviembre de 2017

Naranjas con aceite de oliva y canela. Trucos para que los niños coman más verduras

Os traigo una receta muy sencilla, pero que os va a sorprender y nos puede ayudar a incorporar la fruta en el menú de nuestros niños.
Hoy se celebra el Día Internacional del Niño y en Canal Sur Radio hemos querido hablar de alimentación infantil, en concreto de buscar estrategias para que los niños coman más verdura. La hora de la comida a veces se convierte en una batalla campal y nos enfadamos los padres y se enfadan los niños cuando la verdura o la fruta aparecen en el plato. No hay un truco infalible para que los niños coman más saludable, pero si sabemos que algunos trucos nos pueden ayudar.


Os dejo con el postcast del programa de hoy para que podáis oírlo. Han intervenido 3 niños en el programa y nos han hablado de su gustos culinarios y ha sido un placer poder contar con sus opiniones, que sabios son los niños, pero cuanto nos cuesta a veces escucharles.




Veamos que estrategias pueden ayudarnos a que los niños consuman más frutas y hortalizas

1. Los padres como modelo y proveedores de buenos hábitos alimentarios 

Los patrones de ingesta y preferencia de alimentos de nuestros peques son un reflejo de los alimentos de los alimentos con los que están familiarizados. Si las frutas y verduras están presentes, disponibles y accesibles en la casa, el niño las comerá, si no va a ser muy difícil que las consuma por iniciativa propia.Para motivar la ingesta los más importante es que los alimentos estén al alcance del niño. Si queremos que coma fruta está tiene que estar siempre en un lugar accesible y visible y debemos ofrecerla con frecuencia. No basta con comprar fruta, debemos ponerla en un sitio donde puedan cogerla. Poner pequeños trozos de fruta en una mesa que sea accesible para ellos puede ser una buena idea para motivar el consumo. Los padres influyen y mucho en las primeras experiencias de los niños con la comida. Los niños están preparados para comer lo mismo que los adultos de su entorno. Los padres vamos a ser el modelo a imitar y de nosotros aprenden los hábitos alimentarios que serán la base futura de su alimentación. Los niños aprenden a alimentarse a través de la experiencia directa al comer, pero también al observar a los demás alimentarse. 


2. Frutas y hortalizas siempre disponibles y accesibles 

Las preferencias alimentarias de los niños y su dieta van a ser un reflejo de los alimentos que hayan tenido disponibles y accesibles durante su infancia; el ejemplo de los padres juega un papel muy importante en el desarrollo de las preferencias alimentarias de los hijos 


3. Raciones pequeñas

Para que un niño coma saludable y mantenga un peso adecuado también hay que tener cuidado con el tamaño de las raciones. Tendemos a ofrecer más comida de la que realmente necesitan. El tamaño de las porciones o raciones en las cadenas de comida rápida se ha incrementado de manera importante en los últimos años y esto está haciendo que la tasa de obesidad aumente de forma exponencial al tamaño de las raciones. Al niño es mejor ofrecerle poquito y si se queda con hambre ponerle un poco más a ofrecerle un plato a rebosar.




4. Sin premios, sin castigos, sin gritos, sin prohibiciones 

Se ha comprobado que forzar a los niños a comer verduras (¡qué te lo comas he dicho!!!) o prohibir la ingesta de alimentos no saludables (¡no vas a comer esa galleta!) no pueden hacer más que aumentar el rechazo hacía los alimentos sanos. 

Premiar a los niños con dulces si se comen la verdura no va a hacer más que fomentar el gusto por los alimentos azucarados y castigarlos si no se coman la verdura, solo va a fomentar que la rechacen 
Prohibir la ingesta de alimentos “no sanos” como puede ser galletas, helados o bollería industrial cuando están a su vista o alcance puede ser contraproducente y hacer que cuando el niño consiga tener acceso a estos los consuma con avidez y sin mesura. Imagina que tu niño abre la nevera y se encuentra con una bandeja de pasteles y te pide si se puede comer uno. Le decimos que no, y el niño decepcionado cierra la nevera. Al rato vuelve el antojo de dulce, vuelve a abrir la nevera y te pide un dulce. Volvemos a decirle que no y nuestro peque esta vez ya enfadado cierra la nevera de un portazo. Cuando nos pierda de vista es probable que nuestro peque habrá la nevera y a escondidas coma sin apenas masticar esos pasteles que le hemos estado negando, por miedo a que le pillemos comiendo y le echemos la bronca. 

Se ha observado en el caso de las niñas de madres que restringen la comida, suelen tender a comer en exceso y darse atracones que puede conducirles a un problema con el peso. 

¡¡Cuanto más les presionemos para comer, menos fruta y verduras comerán y más grasas y azucares consumirán!!! 

¿Sabéis que los padres más autoritarios a la hora de comer, suelen ser los que menos frutas y verduras tienen disponibles en la nevera y la despensa? Los padres autoritarios con la comida también suelen serlo con otros aspectos de la crianza y esto puede llevar a que las necesidades de los niños no sean tenidas en cuenta. 

5. Sé creativo.

Incorpórala la fruta y la verdura a otros alimentos o recetas que ya sabes que les gustan 

Para fomentar que prueben nuevas frutas o verduras éstas se pueden incorporar con alimentos o recetas que ya consuman y les gusten. Por ejemplo: ofrecer las verduras dentro de una pizza o con un poco de sofrito de tomate casero, puedes añadirlas en trozos pequeños en las legumbres, o si sabes que le gusta la crema de verduras de una determinada verdura como suele ser la calabaza o el boniato que son dulces, puedes aprovechar para meter otras verduras de sabor más suave cuando cocines esa crema, como por ejemplo el calabacín. 

La forma de presentar la comida también puede ser importante. Los investigadores del Centro de Ciencias Sensoriales Avanzadas de la Universidad de Deakin (Australia) hicieron un experimento curioso con 72 niños de primaria para demostrar que la forma de presentar las zanahorias influye en el consumo. A cada niño del estudio se le dio una caja con 500 gramos de zanahorias peladas y en una sola pieza el primer día, y la misma cantidad de zanahorias, pero cortadas en cuadritos al día siguiente. Les dieron 10 minutos para comer la cantidad de zanahoria que quisieran. La opción más consumida fue la zanahoria servida en una pieza entera. Consumieron entre un 8-10% más de verdura cuando se les dio entera que en trocitos. 

Lo contrario también sirve, si nos pide chocolate con leche y no queremos que coma mucho es mejor que se lo cortemos en trozos pequeñitos a que se lo demos en una pieza grande. 


6. Implícalos en la compra y en la cocina. ¡¡A cocinar! 

Puede ser beneficioso involucrar a los hijos en la compra y en la cocina. Si están implicados en todo el proceso de elaboración de las distintas recetas serán más propensos a, como mínimo, probarlas ya que ellos mismos las habrán preparado y se sentirán muy orgullosos con el resultado. 

Si los peques vienen con nosotros a la compra y pueden elegir los vegetales que van a consumir en la comida, ingieren hasta un 80% más de estos alimentos que si sus padres u otros los escogen por ellos, según concluye un estudio de la Universidad de Granada, por ello, involucrarlos en la compra o selección de verduras que vamos a cocinar es una estrategia que puede ser útil. Yo suelo ir con mis hijos a comprar y ellos van poniendo en el carro de la compra la fruta y la verdura y además suelo preguntarles que quieren comer ese día antes de ir al cole. Así, cuando llegan a casa ya saben de antemano que hay para comer y evitamos sorpresas que pudieran no agradarles. 

Los niños que ayudan a cocinar a sus padres comen un 76% más verduras que aquellos que no participan en la elaboración de alimentos, según un estudio suizo. En el estudio participaron 47 padres acompañados por su hijo o hija de entre 6 y 10 años y se les pidió que preparan una comida que constaran de pollo empanado, ensalada y pasta. La mitad de los niños prepararon junto a su padre o madre la comida y se involucraron en lavar la verdura, empanar el pollo o decorar la ensalada, mientras que la otra mitad de niños jugaron con uno de los progenitores mientras que el otro adulto preparaba la comida. Los niños que cocinaron comieron un 76% más de ensalada y un 27% más de pollo. Los niños que habían cocinado además se sintieron orgullos de sí mismos, mejoraron su autoestima y manifestaron sentir emociones positivas que el grupo control de niños. 

Aunque a veces puede ser un poco lio que los peques entren en la cocina, te aseguro que si tienes paciencia el resultado es muy enriquecedor tanto para ellos como para nosotros. Un truco que a mí me funciona... cuando ellos quieren cocinar conmigo lo que hago es preparar bien la superficie que vamos a usar y tener todos los ingredientes a mano para facilitar la elaboración y que todo fluya de manera más fácil. 

7. Todos comemos igual

Es muy importante que una vez que nos sentamos a la mesa todos los miembros de la familia coman lo mismo y que no haya excepciones para nadie (excepto si hay alguna alergia, intolerancia o contraindicación). No vale que al niño le pongamos un plato de verduras al vapor y nosotros nos comamos un chuletón con patatas fritas. Podemos ponerles su plato menos especiado o con menos sal, pero básicamente deben ser iguales sus platos y los nuestros. 


8. Hablamos de nutrición saludable 

Es importante que hablamos con nuestros hijos de la importancia de una alimentación saludable para su desarrollo y crecimiento, siempre adaptado a su edad, por supuesto. Podemos contarles cuentos de superhéroes que comen fruta, o hacer dibujos simpáticos de frutas y hortalizas a las que podemos poner nombres imaginarios y crear historias saludables con ellos. También podemos rebautizar a la verdura con nombres basados en sus dibujos favoritos o con nombres ocurrentes, por ejemplo “Super arbolitos sabrosones” para el brócoli, o “judías verdes locas”

Y ahora sí,  la receta. Hemos dicho que tenemos que ser creativos y presentar la fruta y la verdura de manera diferente. Hoy Rafael Cremades me ha dado una idea para comer naranjas en el programa que ha entusiasmado a Eire cuando la ha probado.

NARANJAS CON AOVE Y CANELA

INGREDIENTES

2 naranjas
Aceite de oliva virgen extra
Canela
Xilitol, estevia u otro endulzante (opcional)

PREPARACION

1. Pela las naranjas y cortalas en rodajas. Dispon en un plato
2. Pon un chorrito de AOVE y espolvorea con canela. A disfrutar !!!
Si deseas un toque más dulce espolvorea algún endulzante